Este proyecto representa una adición sensible al tejido urbano histórico, impulsada por las deficiencias estructurales y la necesaria demolición de un edificio existente. Ubicado en la intersección de las calles Sol, Norzagaray y Luna, el sitio ocupa una posición prominente frente a la entrada del Castillo San Cristóbal, un componente crítico del Sitio Histórico Nacional de San Juan y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El área comprende cuatro parcelas originalmente desarrolladas como viviendas unifamiliares a finales del siglo XIX, que fueron transformadas hace más de 90 años en un edificio de mayor escala e imponente presencia. Cada calle circundante ofrece ritmos y progresiones arquitectónicas únicas, enriqueciendo la complejidad contextual del lugar.
La estructura anterior fue declarada estructuralmente insegura debido a un deterioro significativo, lo que hizo necesaria su demolición. El nuevo edificio conserva su propósito original, continuando con el servicio a inquilinos bajo el programa de renta subsidiada federal (Sección 8). Para facilitar la demolición, los residentes fueron reubicados temporalmente con la opción de trasladarse a los Apartamentos Las Américas en Hato Rey o utilizar sus vales de la Sección 8 para otra vivienda. La mayoría de los inquilinos eligió regresar al nuevo edificio tras su finalización.
Se realizó una reunión comunitaria para presentar el proyecto, recopilar comentarios y establecer una comunicación abierta. En colaboración con los propietarios de propiedades vecinas, se preparó un inventario detallado de las condiciones existentes y se instalaron sensores en estructuras adyacentes para monitorear y refinar las técnicas de demolición.
El diseño del edificio cumple con las guías del Instituto de Cultura Puertorriqueña, la Oficina Estatal de Conservación Histórica y los Estándares del Secretario del Interior para la Rehabilitación. También cumple con el Reglamento Conjunto de Permisos para Obras de Construcción y Usos de Terrenos. Si bien los Estándares del Secretario del Interior abordan principalmente edificios históricos, su entorno y nuevas construcciones relacionadas, el proyecto interpreta todo el distrito como la entidad histórica a la que pertenece esta adición.
El diseño prioriza la armonía contextual, abordando la escala, el volumen y la masa del distrito, mientras respeta el Estándar #9 de los Estándares del Secretario del Interior, que regula la volumetría, el tamaño y las características arquitectónicas. Además, cumple con los requisitos del Reglamento Conjunto para nuevas construcciones en distritos históricos, incluyendo la consolidación del tejido urbano, las relaciones proporcionales, los ritmos estructurales, la expresión direccional, las proporciones de sólido a vacío, la materialidad, la alineación y el ritmo de composición de las parcelas. El resultado es una estructura cuidadosamente integrada que respeta su entorno histórico mientras satisface las necesidades modernas.